El Hombre "lobo" Mexicano.

una cronista del diario EL MUNDO que viajó a México para encontrarse con Danny, el hombre lobo, quién trabaja en un circo.

La enviada especial tuvo la oportunidad de hablar con Danny y él le explicó: “A los cuatro años, delante de un espejo, me pregunté: ¿qué pasa con mi cara? Y mi madre me explicó: ‘Eres así’. En la familia no se sorprendieron”. Claro, no se sorprendieron por que la razón del bello es una anomalía que salta de cinco en cinco generaciones y es denominada Hipertricosis congénita generalizada. En el rostro de las mujeres se manifiesta como un ligero manto de pelos. En el de los hombres, pelos espesos por todo el cuerpo, salvo en los pies y en las manos. Los herederos peludos de la familia son hoy Danny, Larry –su hermano que le lleva tres años– y un viejo tío materno. Son tres casos procedentes del México profundo de una cincuentena que se han dado en la región en tres siglos.

Danny y su hermano recorrieron el mundo buscando respuestas, un médico les dijo que podía ser una mutación vinculada a una enfermedad extremadamente rara, la licantropía. Se trata de un síndrome que cubre por completo el cuerpo de pelo. Lo único certero para Danny es que el vello apareció cuando era un preadolescente y no ha cesado de crecer. El día i5 de cada mes va al peluquero para que le emprolije la espesa capa que cubre su rostro.

Danny parece ser un hombre feliz, no solamente acepta su cuerpo y su pelo, si no que se muestra contento de contar con esa particular característica. “Siempre he metido miedo a los niños. Y, a veces, me ha sido útil. Nunca me han pegado. Mi diferencia marca distancias. Me protege. Soy yo el que elijo a quién quiero acercarme. Soy consciente de que es imposible no sentir curiosidad ante mí. Cualquier contacto, cualquier relación comienza por ahí. Algunos pasan, otros permanecen boquiabiertos y otros escapan. Cada actitud corresponde a una determinada mentalidad. Es una suerte saber, de entrada, ante quién estás”, comenta antes de salir a escena a lucirse y recibir los aplausos que tanto le gustan.

Fuente: elmundo.es