Su nombre es Cristianne Ray, una joven de 20 años y 84 centímetros de altura, que dejó atónitos a los médicos convirtiéndose en la mujer más pequeña del mundo en dar a luz. Cuando se enteraron de su embarazo no programado, los doctores temieron por la vida de Cristianne. Sin embargo, ella estaba decidida a tener a su bebé. Ahora, a pesar de los pronósticos, mece en sus brazos a su pequeña recién nacida. Jeremy Bowden, el orgulloso papá, destaca por sus 1,90 metros de altura. La pequeña Kyrsten nació con 2,04 kilos y 35,5 cm de largo. A pesar de su altura, Cristianne y su novio Jeremy están decididos a darle la mejor vida a su hija y a ellos mismos.
Cristianne padece una rara enfermedad ósea que impidió que sus huesos crecieran al ritmo de un adulto. Aunque posee órganos y músculos de tamaño normal, todos ellos están compactados en un espacio muy pequeño. El embarazo de Cristianne fue totalmente único. De hecho, no existen otros casos similares. Si el bebé hubiese crecido en su útero boca arriba, podría haberle aplastado el corazón y los pulmones. La madre, por su parte, necesitaba mantener al feto al menos 30 semanas en su cuerpo para ofrecerle la posibilidad de luchar por su supervivencia fuera del útero.
Cristianne vive con sus padres y su novio Jeremy en Seattle, Washington, Estados Unidos. La seguimos mientras emprende el gran desafío de la maternidad. Desde las dificultades del día a día que alguien de su altura debe enfrentar para cuidar a un bebé, hasta las presiones de ser una madre joven de tan sólo 20 años. La vida cotidiana no es fácil. Ha de cambiar pañales, bañar, jugar y alimentar al bebé, además de exponerse a las miradas y comentarios del público cuando salen a pasear en familia.
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